A través de la generación de frío se elimina el calor de procesos o materiales a gran escala, disminuyendo la temperatura hasta un valor deseado. Esto es de suma importancia para multitud de sectores que desarrollan sus productos o procesos a baja temperatura, o necesitan mantenerlos en condiciones óptimas.
En concreto, para la industria farmacéutica, la generación de frío permite trabajar en las condiciones estrictas necesarias que garanticen el éxito y eficiencia de sus procesos productivos. No solo necesitan una adecuada filtración y esterilización de entornos cerrados, como salas blancas, sino que también deben controlar la temperatura para conservar los principios activos y asegurar la estabilidad de los procesos.
De hecho, esta industria se ha convertido en protagonista de la actualidad debido a las recientes vacunas lanzadas por Pfizer-BioNTech y Moderna para combatir la pandemia de la Covid-19. Para estas compañías, la generación de frío no solo ha sido fundamental para la investigación y el desarrollo de las esperadas vacunas, sino que también está siendo primordial para su fabricación y distribución en los diferentes países que las están adquiriendo.
Por eso, el sector del frío industrial comparte protagonismo con la industria farmacéutica, ya que se vuelve esencial para que la vacuna pueda distribuirse con éxito en cada uno de los puntos donde es necesaria. Sin embargo, aborda un gran desafío a la hora de cumplir con las condiciones requeridas por las diferentes compañías farmacéuticas.
En el caso de la vacuna de Moderna, esta debe enviarse a -20ºC y almacenarse a esa misma temperatura durante seis meses. Una vez descongelada, puede ser guardada en un refrigerador con una temperatura entre 2ºC y 8ºC durante un máximo de 30 días.
Por otro lado, la vacuna de Pfizer-BioNTech requiere unas condiciones aún más extremas, ya que debe mantenerse a una temperatura de -80ºC. Una vez conservada en una nevera –también entre 2-8ºC-, tendrá que ser administrada en un máximo de cinco días.
Por este motivo, uno de los desafíos más importantes es el de no romper la cadena de frío durante el transporte y almacenamiento de las vacunas, manteniendo un control eficaz sobre la temperatura.
Durante el transporte en los camiones frigoríficos, es fundamental mantener un preciso control de la temperatura y ser ágiles durante todo el proceso de envío y manipulación, teniendo especial cuidado en épocas estivales o zonas del sur, donde las temperaturas son más altas.
Las empresas de transporte deben asegurar una temperatura adecuada hasta la llegada al punto de destino de las vacunas, ya que una subida de grados puede suponer el desperdicio de todo el lote transportado. Algo crítico en medio de la actual crisis sanitaria.
Una vez hayan llegado los camiones frigoríficos a los puntos finales de entrega, como centros de salud u hospitales, se debe seguir asegurando el mantenimiento de la cadena de frío en estos lugares.
Aunque, en el caso de Pfizer-BioNTech se ha intentado facilitar el mantenimiento de las temperaturas extremas que requieren sus vacunas, mediante una solución diseñada para la conservación a -80ºC, las empresas instaladoras jugarán un papel fundamental para que la cadena de frío no se rompa.
Deberán ofrecer un servicio excelente y dar una respuesta rápida ante cualquier caso de posible avería, ya que la pérdida de frío en el lugar de almacenaje puede poner en riesgo la conservación de las vacunas.
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