El 80% de los fallos en sistemas hidráulicos y de lubricación están ocasionados por la contaminación del aceite. Solo un aceite en clase es capaz de garantizar el correcto funcionamiento del sistema. Además, el nivel de limpieza de los sistemas hidráulicos y su control tienen como consecuencia un ahorro sustancial de costes de producción.
La medición de la contaminación por partículas se determina mediante el código ISO 4406:2021. Esta cuestión es cada vez más relevante, dado que algunos fabricantes de maquinaria proponen especificaciones de código ISO, y otros los exigen para validar las garantías.
Proveedores de rodamientos, turbinas y sistemas hidráulicos están cada vez más interesados en especificar un nivel de limpieza concreto de aceites nuevos y aceites en servicio. Esto implica, en muchas ocasiones, establecer procesos de limpieza de aceites nuevos antes de incorporarlos a los sistemas, para cumplir con las especificaciones requeridas, así como llevar a cabo su control exhaustivo y continuo en planta.
¿Cómo se contamina el aceite?
La contaminación por partículas y agua son las causas más frecuentes por las que se generan los fallos y las paradas en los sistemas hidráulicos. Debido a esto, el conocimiento del nivel preciso de contaminación puede ser crítico de cara a la eficiencia y funcionalidad del sistema, debiendo ser controlado y corregido cuando sea necesario. La contaminación de los aceites acaba ocasionando su degradación y, por tanto, la pérdida de sus propiedades y disminución de su vida útil.
Una serie de consecuencias específicas derivadas de la contaminación de los aceites son la colmatación prematura de los filtros, incremento en el desgaste de los componentes, un alto nivel de ruido, corrosión, cavitación, abrasión y erosión, degradación de los aditivos y, finalmente, paradas no programadas y costosas averías.
En cuanto a su degradación, los aceites que se encuentran almacenados o en servicio en los sistemas hidráulicos acaban experimentando cambios en su composición y perdiendo sus propiedades físico-químicas con el tiempo. Sin embargo, dependiendo del tipo de aceite y de las condiciones y el ambiente de trabajo, este deterioro puede ser más o menos controlable y recurrente.
La degradación del aceite origina una serie de productos no deseados que pueden acabar provocando depósitos de barniz, presencia de agua -que puede generar corrosiones- y daños en partes clave del sistema hidráulico, como las servoválvulas o bombas.
La oxidación, hidrólisis y la degradación térmica son las principales causas del deterioro del aceite.
El programa integral para el mantenimiento de aceites hidráulicos y de lubricación de Grupo Cartés tiene como objetivo reducir al mínimo los fallos de los sistemas hidráulicos ocasionados por la contaminación del aceite. Por eso, ofrecemos soluciones que abarcan todos los aspectos críticos de la maquinaria y los lubricantes para garantizar el correcto funcionamiento del sistema.
Nuestro objetivo es el de incrementar la productividad de los sectores e industrias con los que trabajamos, mediante la mejora de las condiciones de los sistemas hidráulicos, la reducción del tiempo de inactividad por mantenimiento o avería y el incremento de la vida útil de los aceites, del sistema y de sus componentes.
Todo esto repercute en un ahorro significativo de costes, tanto de mantenimiento como por minimización de inactividad y ahorro energético gracias a la aplicación de soluciones más eficientes. Asimismo, un aceite en servicio durante más tiempo, gracias a una correcta filtración, permite reducir la huella medioambiental de la industria que lo emplea.